domingo, 18 de mayo de 2014

Diarios de viaje II





Otra vez en el camino, con Madrid en el alma y el norte en la piel. Siempre que viajo lo hago con una sensación extraña en el estómago. Las montañas desaparecen mientras pasan las horas y, a través de la ventana, veo esconderse el sol, veo apagarse el día. Primero verde, luego dorado y al final se extiende Madrid, imponente, mi geometría y angustia particular.
Mary Díaz

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