miércoles, 30 de abril de 2014

Horas muertas, segundos vivos





Instantes en el reloj vibrante de un mundo vibrante de un universo vibrante.
Brindemos por todas esas palabras que se nos quedaron colgando de los labios, por todas esas noches que observamos la luna desnuda, por las veces que nos devolvió la mirada, por las veces que no.
La botella está vacía, otra vez, y rueda por el suelo. Tintineo lento y constante adormeciendo los sentidos.
Follar y colocarnos, no necesariamente en ese orden. Fiebre y desordenes mentales. De repente somos animales, pájaros de fuego que no saben volar y aun así se lanzan al vacío una y otra vez, sin sentido, sin parar. Haciendo equilibrios mentales en una cabeza desordenada, tapecista de la vida.
Mary Díaz